compartir el evangelio del amor de Dios con otras personas de la ciudad de Tesalónica. Más adelante vamos a ver cómo trabajaron también para extender el evangelio por toda la provincia de Macedonia y también por el resto del imperio romano. Esa obra misionera brotó de su amor; por eso Pablo dio gracias por el “trabajo de vuestro amor”. Finalmente, el Señor llenó el corazón de los tesalonicenses con la esperanza, dándoles la seguridad de que después de esta corta vida, les esperaba una eterna felicidad
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